Sergio siempre fue muy activo y en su juventud en Villa Caraza, dentro de la comunidad ucraniana de Lanús, se había relacionado con el PC, aunque nunca militó.
El 20 de diciembre de 2001, conmovido por esa gigantesca gesta popular, Sergio fue por su cuenta a Plaza de Mayo y se sumó, marchó, corrió, se reorganizó y volvió a marchar bajó la bandera del PO durante las ocho horas que duró nuestra manifestación hasta que cayó De la Rúa. Poco después se incorporó al Polo y al Partido Obrero.
La década siguiente lo tuvo como uno de los protagonistas de las grandes manifestaciones políticas, deportivas y culturales del PO. En 2002 fue parte de los trabajadores que luchó por poner en funcionamiento Sasetru Gestión Obrera, primero ocupando la fábrica; luego, resistiendo el desalojo durante doce horas contra 600 infantes de la Policía y después dando vida a ese lugar boicoteado por el Estado capitalista.
Sergio fue artífice y un infaltable organizador del Pic-nic de Parque Pereyra que cada año convoca a miles de compañeros. Fue infaltable en los Encuentros nacionales de Mujeres, donde su actividad se había convertido en indispensable.
Su última gran intervención, ya con la puta enfermedad haciéndole estragos, fue el Campamento de la UJS de febrero de este año. Uno de los pibes, al verlo fatigado y conociendo su estado delicado de salud, le preguntó por qué no estaba en su casa descansando. El "Polaco" le dijo que la mejor forma de superar todos los problemas de salud que tenía era viendo cómo la juventud, estudiando y comprendiendo los fenómenos políticos que les tocaban vivir, se preparaba para la revolución, y agregó: "por eso es para mí un orgullo cocinar para ustedes". Ya en el Hospital Oncológico, sabiendo del próximo Encuentro, pidió a su responsable que no lo dejaran fuera de la actividad porque él ya se estaba comunicando con su equipo de compañeros para estar presente.
Sergio fue uno de aquellos individuos capaces de incorporarse al colectivo de militantes íntegros, convencidos, que cualquier organización quiere contar como propios. Con 59 años, tenía todavía mucho para dar, desarrollando la causa de los explotados. Ya lo extrañamos.
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