El Partido Obrero de Lanús participó ayer de la movilización convocada por el Partido Obrero frente al Congreso con la consigna: "82% móvil, ya". La cita fue acordada en el horario en el cual, dentro del Parlamento, el kirchnerismo y la oposición fijaban el procedimiento que iban a darle a los proyectos sobre jubilaciones.
Antes de que arranque el debate, la oposición se bajó del proyecto jubilatorio. No solamente lo redujo al 82% del mínimo, dejando afuera la generalización del fallo Badaro y el ajuste por salarios, también le dio entrada por el Senado, donde no tiene mayoría. A estos opositores, en su mayoría de centroizquierda, les interesa más bajar las retenciones a la soja que mejorar el ingreso miserable de los jubilados. Estamos en presencia de un fraude mayúsculo; los K ya no necesitarán usar el veto.
En la tarde, los bloques opositores se contentaban por la aprobación "en comisión" de su proyecto jubilatorio, en una clara muestra del ejercicio de disimulo político. Carrió mismo argumentó que esta decisión se debe a que el proyecto en Diputados es más completo que el presentado en Senadores, pero nada dice sobre el "incompleto" proyecto presentado en la Camara alta, del cual es autor el senador del Partido Socialista, Giustiniani (aliado de la Coalición Cívica).
En el Senado, los kirchneristas no aceptaron ni la proposición incompleta que la oposición le ofreció como compromiso. Esta es la realidad, no la fábula de Carrió. Esto significa ahora que el proyecto completo también está muerto, porque no pasaría por el Senado. Lo anuncian para hacer demagogia electoral a costa de los jubilados. Los mismos legisladores del Peronismo Federal participan de este compromiso miserable, cuando argumentan que estando los fondos para elevar los haberes jubilatorios, es preciso, "hasta reordenar la ingeniería dentro de la administración nacional", empezar por cumplir con los sectores más sensibles. Ferrari indicó que “podemos comenzar en cumplir con los más débiles y los más necesitados” (ver Clarín 5/8). Esto conllevaría a pagar gradualmente, por ejemplo, a los hombres mayores de 75 años y en el caso de las mujeres desde los 70. Además, cualquier tratativa sobre esta cuestión, en caso de que se llegue a aprobar algún proyecto en Diputados, podrá ser sentenciado en Senadores recién el año próximo. Cualquiera voluntad manifiesta desde estos sectores implica una disuasión que sepulte alguna resolución inmediata progresiva sobre este asunto.
Por otro lado, dos economistas ubicados en el centro izquierda acaban de plantear una “reforma integral” del sistema previsional (ver Clarín del 20 y 22/7), en consonancia con la postura del capital financiero, que sostiene que el régimen jubilatorio es inviable debido al crecimiento de la expectativa de vida. Se trata de Aldo Isuani, presidente del partido de Margarita Stolbitzer en la Capital, y de Rubén Lo Vuolo, ligado a la Coalición Cívica, que irrumpen con esta posición cuando el Congreso tiene en carpeta la propuesta del 82% para la jubilación mínima y de generalizar el fallo Badaro para el conjunto de los jubilados que vieron congelados sus haberes. Isuani y Lo Vuolo pasan por alto, por supuesto, las sucesivas confiscaciones que ha sufrido el sistema y el desvío de sus recursos. También ignoran las enormes pérdidas que han sufrido las inversiones que se hicieron con su dinero en el marco de la bancarrota financiera internacional. También omiten el crecimiento del trabajo en negro, que representa al 45% de la fuerza laboral, la reducción de los aportes patronales y los aumentos salariales ‘no remunerativos’. Isuani admite, a lo sumo, que “la precarización del trabajo” es “otro factor” de la crisis jubilatoria, pero ‘juiciosamente’ la asume como irreversible. A Isuani y Lo Vuolo ni siquiera se les ocurre la ‘solución’ berlusconiana de aumentar la edad para jubilarse, seguramente porque saben que la desocupación de masas llegó para quedarse.
Ambos plantean sustituir el régimen de previsión por “un beneficio básico universal para todos los mayores, más allá de si pertenecieron o no al mercado de trabajo”. Este “beneficio” debería situarse “en torno al salario mínimo, y esa debería ser la única responsabilidad estatal en lo previsional”. O sea que los técnicos de la oposición justifican por entero la política de los K, que ha llevado efectivamente al 85% de los jubilados a la categoría mínima, es decir de subsistencia. Para ir más allá de esto, Isuani propone un “régimen de capitalización voluntaria”, o sea, una re-privatización del sistema jubilatorio. El trabajador, en este caso, deberá asumir todos los riesgos de la especulación financiera y las bancarrotas que la acompañan (crisis 2001). Los centroizquierdistas abolen el derecho a la jubilación; la caja de la Anses podría destinarse de este modo a financiar a los capitalistas –lo que ya están haciendo los K.
Estas opiniones dejan al desnudo la intención de los opositores de frenar las iniciativas legislativas que han impulsado solamente para ganar cartel. Bajo la presión de los lobbies capitalistas, la oposición quiere transformar ese proyecto en una “asignación universal por jubilado”.
El cambio vergonzoso de la oposición tiene explicación: la clase capitalista no quiere saber nada con el 82 por ciento. Esta tampoco quiere que nada se ponga en el camino para transformar a la Anses en la fuente financiera de un Banco de Desarrollo que sirve para subsidiar a la burguesía. Los Kirchner y sus opositores baten el parche de no seguir las recetas del FMI, pero en materia jubilatoria las cumplen puntillosamente.
Queda claro que, cuando los Diáz Peréz respaldan las acciones caritativas de la Presidenta por el anuncio del aumento del 16,9% de las jubilaciones para septiembre, sosteniendo que si fuera por ellos les darían a los jubilados un "200 % de aumento", es puro cinismo. Asimismo, aquellos que se contentan de estas resoluciones del Gobierno, como los concejales de la Coalición Cívica de Lanús, reafirman la complicidad de estos sectores políticos para brindar una salida en conjunto con el kirchnerismo en la no actualización de las jubilaciones.
En estas condiciones, es más claro que nunca que la cuestión jubilatoria debe ser tomada en sus manos por las organizaciones obreras, para quebrar con una acción de conjunto la resistencia de los partidos capitalistas.
Denunciamos que los K “no quieren a los jubilados” y que sus opositores son aún peores por su perfidia antiobrera.
No al fraude. Movilicémonos para derrotarlo.
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