miércoles, 14 de diciembre de 2011

Ha muerto CHARLY de Lanús (por Lisandro Martínez)

Es difícil cuando los compañeros se mueren encontrar algo que decir frente al absurdo que nos plantea la muerte y más cuando quien se va es un luchador inclaudicable y en la plenitud de sus posibilidades.

Alejandrino Carlos Giménez fue un obrero nacido en Villa Jardín, fruto de una familia y de un barrio de luchadores; desde pibe se rebeló contra las injusticias y sus primeras luchas contra la burocracia sindical lo encontraron trabajando en la industria del calzado como “amparador” en talleres caseros, antros de la superexplotación juvenil. Carlitos que era un mocoso fue a dos asambleas del calzado y en la última, al bajar en ascensor, dos patovicas le aconsejaron no venir más a quejarse: “si volvés te tiramos desde la terraza”.

Con algo más de 20 años era un activista en regla que se encontró con el PO en La Plata, allí trabajaba en Techint en la construcción de una obra pública junto a miles de trabajadores; con otros compañeros se organizaron clandestinamente para presentarse a la elección de Comisión Interna y luego de una lucha muy difícil triunfaron, a partir de allí se sumó al PO y durante 25 años fue parte integral de la dirección de zona sur. Cada fábrica donde se desempeñó lo tuvo como organizador de los trabajadores o directamente como delegado. Su profesión de soldador le garantizaba trabajo aún en las peores de las condiciones. 

Charly fue para la zona sur un todo terreno, un gigante al que su cuerpo le quedaba chico. En distintos conflictos organizó a su Villa Jardín con el método socialista de delegados por manzana y asamblea de delegados, luchó contra los punteros municipales, contra el monopolio de los servicios eléctricos e impulsó junto a otros vecinos un plan de urbanización con proyectos, planos y mejoras que está cajoneado por el Estado que prefiere la especulación inmobiliaria. Cuando fue necesario organizó a los secundarios de las escuelas de la Villa y también a los docentes. A mediado de los 80’ fue parte de los fundadores del Picnic del Partido que arrancó en zona sur empujado por una docena de compañeros, allí también se destacó al desenvolver la veta deportiva para que de Jardín concurrieran muchos equipos de fútbol y docenas de familias. Cuando hizo falta se colgó el Polo Obrero al hombro y con su eterna sonrisa organizó a los barrios donde la miseria más aprieta. Cuando por alguna razón, ajena al “negro” y casi siempre fundada en el desconocimiento o la incomprensión de algún compañero sobre su estatura política, no obtenía los votos necesarios para ir al Congreso del PO redoblaba sus esfuerzos militantes para no perderse el próximo.  

Para la juventud queda clavada la bandera que debe llevarse adelante, es pesada porque hay que por lo menos igualar la marca de un campeón. Charly un activista, educado en la escuela del clasismo ha muerto y será muy difícil de reemplazar su experiencia, su educación política y la forma pedagógica con que “el negro” intervenía dentro de las filas proletarias.

Además de un enorme amigo, se va un lúcido y valiente compañero retratado por el propio enemigo de clase en la Causa de Mariano cuando un testigo encubierto señala “Era impresionante ver a quince monos con unos bastones largos apoyados sobre el piso esperándonos. Les tirábamos

piedras y no se corrían. No se achicaron nunca.” Ahí estaba Charly.

Por su inmensa calidez humana estableció lazos muy estrechos con muchos compañeros, una virtud que le permitió incluso relacionar a la mayoría de su extensa familia con las ideas del PO. Para Florencia y Karen todo el cariño, a su mamá, hermanos, cuñados y sobrinos toda la fortaleza para seguir.
                    
Se  fue uno de aquellos que el poeta destacó como “los que luchan todos los días de su vida y son imprescindibles.”

Lisandro Martínez

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